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estrés laboral

ESTRÉS LABORAL

Esta semana hablamos de estrés laboral, síndrome de Burnout y sus posibles consecuencias en nuestro estado emocional y salud mental.

Casi todos hemos sentido estrés laboral en algún momento debido a fechas de entrega, horarios, relación con el jefe o los compañeros, dificultades para la conciliación con la vida familiar, etc.

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Imágenes violentas durante la infancia y adolescencia

Violencia y niños

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Una de las series más populares de Netflix, ‘El Juego del Calamar’, ha reavivado el debate en torno a la exposición de los más pequeños a imágenes violentas y sus posibles consecuencias.

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dejar ir

Dejar ir

Dejar ir, aprender a soltar.

El cambio es una constante en la vida. Nosotros cambiamos, nuestro entorno cambia y también nuestras relaciones. Algunas con el tiempo desaparecen, y otras se fortalecen. Lo importante es saber identificar el momento de “dejar ir”, y no aferrarnos a aquello que ya no funciona, solo por el miedo a la pérdida. Es necesario deshacerse de muchos apegos, para poder llenar nuestra vida de nuevas experiencias, personas, cosas y momentos. Y en este post vamos a conocer algunas claves que nos pueden ayudar en esta compleja tarea.

¿Qué significa soltar?

Dejar ir significar soltar, dejar partir, no aferrarnos a situaciones, cosas o personas que nos hacen daño, que no nos aportan calidad de vida o que ya se han ido… es aceptar un cambio en nuestra vida. Podemos vivir la experiencia de dejar ir como una pérdida emocional y/o material, pero hay que tener en cuenta que, en muchas ocasiones, más que una pérdida va a suponer un enriquecimiento en nuestra vida. Dejar ir es, por tanto, un proceso de cambio, de liberación y de aceptación de la realidad.

¿Cómo saber que es el momento de soltar?

Son muchas las circunstancias o situaciones que nos pueden llevar a la necesidad de “dejar ir”.

  • La ruptura con una pareja o amigo
  • Un cambio de trabajo.
  • Cambio de hábitos de vida o de residencia…
  • Cambio de prioridades: dejar ir un proyecto que tenía entre manos.

Aunque también es importante hacer referencia a la necesidad de dejar ir ideas, comportamientos o creencias a las que nos mantenemos atados y que no nos hacen ningún bien.

Las personas nos sentimos más seguras ante lo conocido, por eso en estos momentos de la vida donde tenemos que dejar marchar puede aparecer el temor o la incertidumbre. Son situaciones que, si no se gestionan de forma adecuada, pueden afectar a nuestro bienestar emocional.

Procesos de duelos- 
dejar ir
Julieta Domenicone_Duelos

Claves para dejar ir.

No existe un manual de instrucciones ni una fórmula mágica para dejar ir a alguien o algo sin sufrir. Pero sí que existen algunas claves que nos pueden ayudar a que el proceso sea menos doloroso. Aquí te dejo algunas recomendaciones:

  • Sé honesto contigo mismo y permítete expresar tu dolor. Cuando algo se acaba, duele. Y nos tenemos que dar permiso para llorar o desahogarnos, pero también para recordar todo lo que nos aportó mientras duró.
  • Autocontrol y evitar exposiciones innecesarias.  Cuando estamos en un proceso de ruptura es normal que tendamos a buscar espacios de encuentro con esa persona, o que busquemos en redes sociales como va su vida. ¡Cuidado! Esto no nos hace ningún bien. Sólo alargará el proceso.
  • Experimenta cosas nuevas. Intenta canalizar tu energía hacia nuevos proyectos o experiencias. Quizás sea el momento de apuntarte a esa clase de yoga, de baile o de pintura que llevas queriendo hacer tanto tiempo.
  • No te culpabilices y acepta la realidad tal como es. Este no es el momento de preguntarnos si el haber actuado diferente, hubiera evitado esta situación. En lugar de culpabilizarte, aprende de la experiencia.
  • Rodéate de esas personas que te hacen sentir bien. Apoyarte en aquellos que te quieren y te conocen bien te ayudará a pasar esta etapa.

Al aferrarnos a algo que lejos de aportarnos, merma nuestra calidad de vida, estamos impidiendo que nos pasen cosas nuevas que sí nos pueden aportar más felicidad.

Psicologa en Granada Julieta Domenicone
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Proyección

Mecanismos de proyección

Julieta Domenicone, Terapia Gestalt en Granada.

Julieta Domenicone-Terapia_Gestalt

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Nuestra relación con otras personas es una gran fuente de información sobre nosotros mismos y, por tanto, una forma de autonocimiento muy importante. Pero en muchas ocasiones, nos defendemos de forma inconsciente de aquello que nos desvela el contacto con los demás sobre nuestra personalidad.

Esta semana hablamos en el Blog Psicología Julieta de la proyección, un mecanismo de defensa inconsciente que todos usamos frecuentemente.

Mecanismo de Proyección: ¿Cuándo estamos proyectando?

Proyectamos cuando vemos en los otros aquello que no nos gusta de nosotros mismos. Se trata de esos momentos en lo que reconocemos con mucha facilidad, incluso exageramos, las características personales de los demás que nos desagradan, y no las vemos en nosotros mismos.

¿Por qué proyectamos en los demás?

Los mecanismos de defensa nos protegen ante sentimientos desagradables, de ansiedad o insatisfacción con nosotros mismos. La proyección es uno de estos mecanismos de defensa, ya que atribuimos a otras personas cualidades propias que no deseamos, con lo cual localizamos fuera de nuestro ser el conflicto.

¿Qué consecuencias tiene la proyección?

La proyección como mecanismo de defensa puede tener consecuencias en nuestra vida y en nuestras relaciones con los demás:

Ego en psicología

Ego

Claves para dejar de proyectar

Cuando conseguimos dejar de proyectos, podemos hacernos cargo de aquello que sentimos y necesitamos, de aquello que nos agrada o nos desagrada de nosotros mismos. Pero, cómo podemos dejar de proyectar.

  • Conoce la proyección como mecanismo de defensa. Si estás leyendo este post, vas por buen camino. El primer paso es aprender a identificarla.
  • Cuando hagas un juicio de valor sobre algo o alguien, párate y pregúntate cuánto de ese rasgo que criticas está presente en ti.
  • Las personas cercanas que te conocen bien pueden ayudarte a identificar estas proyecciones.
  • Cultiva el autonocimiento, analiza y reflexiona sobre esos rasgos que te desagradan de los demás y de ti mismo. Pregúntate cómo puedes trabajarlos.
  • Céntrate en los aspectos positivos de los demás, y en los tuyos propios.
  • Aléjate del afán de perfección.

La Terapia Gestalt puede ayudarte a hacerte responsable de la parte que te corresponde, sin atribuir a los demás aquello que rechazas de tu propia personalidad. De esta forma, podrías tener una visión más realista de ti mismo y de la sociedad, ayudándote a aprender de tus errores y a disfrutar de tus éxitos.

Terapia gestalt en Granada-Julieta Domenicone

Terapia gestalt en Granada-Julieta Domenicone

Acompañar

Psicologa en Granada Julieta Domenicone

Julieta Domenicone

Psicóloga en Granada especialista en ansiedad y en depresión 


Acompañar

“Participar en los sentimientos de alguien”, así define la RAE el verbo acompañar (quinta acepción).

Algo que toma especial relevancia cuando esa persona a la que queremos acompañar está pasando por un mal momento. ¿Qué puedo hacer para ayudarle? ¿Cómo puedo aliviar su carga?

Esta semana vamos a conocer en qué consiste el acompañamiento emocional, y aprenderemos algunas claves para acompañar bien. En muchas ocasiones no se trata de saber qué hacer, sino más bien de saber estar. Aprender a acompañar a los demás, tanto en el éxito, como en los momentos difíciles, es clave para cultivar relaciones sanas, duraderas y enriquecedoras.

¿Qué es el acompañamiento emocional?

El acompañamiento emocional es el apoyo o ayuda a otra persona, desde la presencia y la escucha, mostrando comprensión y entendimiento, pero sin dirigir, invadir ni intentar gestionar, cambiar o apropiarnos de la vivencia emocional del otro. Como decíamos, es más saber estar, que saber hacer.

El acompañamiento emocional requiere respeto por el otro, por su proceso y, por tanto, por el espacio y tiempo que necesite en ese proceso. Acompañar supone ponerse al servicio de la otra persona, sin dirigir, sin juzgar. Por eso, no siempre estamos en condiciones de poder acompañar al otro, aunque queramos aliviar su dolor. Aunque parezca sencillo, cuando vemos sufrir a un ser querido es difícil acompañar sin intervenir, sin intentar hacer algo para paliar ese sufrimiento, hasta tal punto de que se puede convertir en una autoexigencia que desemboque en un sentimiento de culpabilidad. “Está sufrimiento y no sé cómo ayudarle”.

inseguridad emocional

inseguridad emocional

¿Qué necesito para acompañar bien?

Para poder acompañar bien a una persona que está pasando por un mal momento, es imprescindible que nosotros también estemos bien y dispongamos de tiempo y de algunas habilidades.  Algunos requisitos para acompañar bien:

  • Seguridad y tranquilidad. Acompañar a alguien que lo está pasando mal genera emociones en nosotros mismos, Es muy difícil hacer un buen acompañamiento desde la ansiedad, con miedo o  inseguros.
  • Atención plena en el proceso. Es necesario estar presentes, para centrarnos en el proceso de la otra persona.
  • Tiempo disponible. Para poder acompañar emocionalmente a alguien tengo que tener tiempo. No puedo acompañar bien al otro si tengo prisa, estoy pensando en lo que tengo que hacer después o me están esperando en algún otro sitio.
  • Escucha activa. Focalizar toda nuestra atención en querer comprender al otro, sin juzgar.

Psicóloga_Granada

Comunicación

Sin estos requisitos, es posible que no estemos en disposición de acompañar y puede ser contraproducente.

Es posible que la persona no se sienta  tenida en cuenta. Por tanto, si tomo la decisión de estar junto a alguien que está transitando un momento difícil de su vida, debo ser consciente del compromiso que requiere.

¿Cómo ayudar a alguien que lo está pasando mal?

No es fácil ver sufrir a una persona que queremos. En general, como dice el filósofo surcoreano afincando en Berlín Byung-Chul Han, “en la sociedad del ‘me gusta’ tenemos fobia al sufrimiento”. Por ello, cuando alguien al que queremos lo está pasando mal, intentamos buscar la fórmula mágica o encontrar las palabras adecuadas para que se sienta bien y salga de ese sufrimiento de forma instantánea. No obstante, como ya hemos visto, un buen acompañamiento requiere tiempo, paciencia y respeto.

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Ayuda Mutua
Julieta Domenicone

Veamos algunas formas de acompañar en el sufrimiento:

1. Respeta el proceso. En lugar de intentar entretener y distraer al otro para paliar su sufrimiento. Estate presente, escucha y presta atención a sus necesidades. Es posible que quieta estar solo, llorar, gritar… respeta su proceso dejando claro que estás ahí para lo que esa persona necesite.

2. No le quitas importancia.  En el intento de querer ayudar al otro, muchas veces tendemos a quitar importancia a lo que le pasa, algo que puede ser contraproducente y acentuar su malestar y sentimiento de soledad.

3. No lo juzgues. Cuando pasamos por un mal momento, todos nos volvemos irascibles e incluso mal educados. Entiende que su actitud responde a un momento concreto, que realmente esa persona no suele comportarse así. No lo juzgues ni le reproches su compartimiento. Nuestro enfado puede impactar aún más en su malestar y tener importantes consecuencias negativas en nuestra relación.

4. Deja que él decida qué hacer. Cuando acompañamos a alguien que sufre, pensamos tener la solución para que salga del pozo. Pero no es así. Acompañar emocionalmente no significa decidir por el otro, ni convencer o imponer al otro “la solución”. No se trata de nosotros, sino del otro y solo él sabrá qué hacer cuando atraviese la fase del dolor, y esté preparado para continuar de nuevo su camino.

5. Cuida los detalles. En situaciones difíciles todo cuenta. Cuida cada detalle, aléjate de temas o comportamientos que puedan afectar al otro –quizás no sea el momento para sacar ciertos temas- y aprovecha para demostrar tu amor por esa persona con pequeños detalles gratificantes. Aunque parezcan insignificantes, pero ayudar en el proceso.

En momento difíciles como los que estamos viviendo, es muy importante que aprendamos a acompañarnos bien, desde el respeto y el entendimiento. Seamos conscientes de la importancia del tiempo y el espacio para superar las diferentes fases. Aunque vivamos en la sociedad de ‘lo instantáneo’, no todo se puede obtener a golpe de click.

Acompañar-Psicóloga en Granada-psicóloga Online- Julieta Domenicone

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Dejar de postergar

Postergar, es dejar para otro momento aquellas cosas que debo o deseo hacer.


Mañana lo hago…

En muchas ocasiones, tendemos a postergar cosas que necesitamos hacer.

Este mecanismo va desde la postergación de pequeños detalles, como responder a un mensaje, hasta retrasar la toma de decisiones trascendentes de nuestra vida, como reconciliarnos con seres queridos o emprender proyectos.

Dejar las cosas en suspensión puede acarrear profundas consecuencias en personas “fuertemente postergadoras”. Hay situaciones, que de tanto aplazarlas, se hacen inabordables: “ese tren ya ha pasado”

La vida no se puede postergar, no la podemos dejar para mañana.

Consecuencias de postergar:

  • Lo que postergo me avergüenza, porque me obliga a justificarme ante la persona con la que tenia “ese” compromiso que no he cumplido o ante mi mismo.
  • Lo que postergo se acumula, en ocasiones extremas hablamos de un cumulo de años, por ejemplo, cuidar mi salud. En estos casos, el abordaje es cada vez mas complejo porque con el tiempo se van sumando problemas adicionales.
  • Lo que postergo, lo pierdo. Puede ocurrir que cuando deseo abordar lo que he postergado, ya sea tarde, por ejemplo, la maternidad o paternidad, una reconciliación con seres queridos o la vuelta al trabajo después de una excedencia.

Psicologa en Granada

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¿Por qué postergamos?

  • Miedo al fracaso, a exponerme o al ridículo: “Para hacerlo mal, prefiero no hacerlo”.
  • Pereza: “Estoy muy a gusto”
  • Perfeccionismo: “cuando todo este perfecto será el momento oportuno para….”
  • Exceso de confianza: “Lo haga o no, no pasa nada”.
  • Autolimitaciones: “Yo no puedo hacer esto”
  • Miedo a salir de la zona de confort: “No será tan necesario”
  • Egoísmo: “Que lo haga otro”.

¿Cómo dejar de postergar?

  • Valorar si estamos ante una actividad realista o bien ante una fantasía que no es posible cumplir. En el caso de las fantasías los mecanismos de postergación se acentúan para evitar el fracaso: ¡Plantéate metas realistas!
  • Descomponer el proyecto en pequeñas metas, el objetivo de esta descomposición es asegurarnos el éxito en cada uno de estos pequeños pasos y aumentar la motivación.
  • “Ojos que no ven, corazón que no siente”. En general las personas postergadoras tienden a evitar estar en contacto con aquello que postergan: Deja visible el proyecto que necesitas abordar.
  • Pide ayuda: Hay ciertas tareas que se nos hacen un mundo y que, con una pequeña ayuda de un amigo, pareja o un profesional podemos superar.
  • El fracaso es una fuente de aprendizaje mas valiosa que la evitación: Deja de temer el fracaso, fracasa rápido, fracasa mucho y fracasa mejor.
  • Valora el precio, que puede tener la postergación sostenida en el tiempo y pregúntate si estas dispuesto a pagarlo.
  • Lo que postergo pesa: ¿Prefiero el beneficio de no hacer hoy o prefiero cargar con el peso de lo que debería haber hecho?

Psicologa_Granada-Liderazgo

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La postergación es una decisión que tomamos de marea consciente, que solemos adornar con una sucesión de excusas. Si tomamos esta decisión, lo adulto es responsabilizarnos de las consecuencias de mis postergaciones.

Dejar de postergar supone pasar a la acción y avanzar de frente hacia lo que necesito.

¿Cómo te puedo ayudar?

  • Valoraremos tus bloqueos frente a aquello que estas postergando
  • Consolidaremos la confianza en ti mismo para hacerle frente a la situación temida.
  • Elaboraremos estrategias de paso a la acción.

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APEGO

Psicóloga en Granada

Julieta Domenicone, Terapia Gestalt en Granada.


Psicologa en Granada

Psicologa en Granada

“Afición o inclinación hacia alguien o algo”. Así define la Real Academia Española (RAE) la palabra apego. Sin embargo, entender los tipos apegos que experimentamos a lo largo de la vida y sus consecuencias es algo mucho más complejo. No es lo mismo el apego que sentimos durante la infancia hacia nuestros padres, que el apego que puedo desarrollar hacia mi pareja, amigos, o incluso hacia cosas materiales en la vida adulta, aunque eso sí, están estrechamente relacionados.

Las relaciones con los progenitores durante la infancia, y sus consecuencias en la forma de relacionarlos en la vida adulta, ha sido un tema recurrente para psicólogos y escritores. Un buen ejemplo es la obra ‘Apegos feroces’ de la escritora neoyorquina Vivian Gornik, un relato autobiográfico sobre cómo influye la relación con su madre desde niña en los vínculos que la autora desarrolla con sus parejas u otras mujeres de su entorno, durante su vida adulta.

En este post vamos a analizar los tipos de apegos, así como las consecuencias que pueden tener en nuestra vida, o las claves para gestionarlo.

¿Cuáles son los tipos de apegos?

John Bowlby (psicoanalista inglés), incluye en su Teoría del apego cinco tipos:

  • Apego seguro. Se da cuando la persona cuidadora aporta seguridad al niño, y éste se siente protegido, utilizando esa seguridad para explorar su entorno. Este el tipo de apego más sano de todos y favorece un buen desarrollo del niño en la vida adulta.
  • Apego ansioso. La persona cuidadora o progenitor es excesivamente protector, generando cierta dependencia en el niño. Puede favorecer el miedo al abandono en la vida adulta.
  • Apego ambivalente. Se da cuando la presencia del cuidador no es constante y consistente, lo que genera cierta incertidumbre en el niño. Puede generar ansiedad en la vida adulta, por la presencia inconsistente del cuidador durante la infancia.
  • Apego evitativo. Se da cuando los cuidadores no proporcionan seguridad al niño, lo que genera cierto distanciamiento emocional en el niño. Puede desarrollar problemas de autoestima y de relaciones íntimas con los demás en la vida adulta.
  • Apego desorganizado. Conducta insegura o negligente del progenitor, lo que genera en el niño rechazo e incluso miedo hacía la persona cuidadora. Puede favorecer la inseguridad e impulsividad en la vida adulta.

¿Qué es el apego emocional?

Como hemos visto, el apego es el tipo de relación afectiva que establecemos con otras personas. Si no se trata de una relación sana, estos apegos pueden convertirse en una fuente de sufrimiento durante la vida adulta. Un ejemplo de ello es el denominado apego emocional, lo que conlleva una gran dependencia o incluso obsesión por otra persona en la que, pensamos erróneamente, reside nuestra felicidad. El miedo a perder a esa persona condiciona nuestra forma de vida hasta el punto de dejar de ser nosotros mismos, de hacer las cosas que nos gustan, de disfrutar de la compañía de otras personas, etc. Este tipo de apego acaba mermando nuestra autoestima y seguridad.

El apego o dependencia emocional suele ser muy frecuente en las relaciones que establecemos con lo demás, por lo que es muy importante aprender a identificarlo para salir de ahí y poder relacionarnos de forma sana e independiente.

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¿Cómo reconocer el apego emocional?

Es importante tener en cuenta que todas las relaciones tienen cierto grado de dependencia. El problema es cuando no se trata de una dependencia sana, sino de una obsesión marcada por el miedo a la pérdida de esa persona, a la soledad o el abandono. Algunas claves para reconocer el apego emocional:

  • Priorizar el deseo de la otra persona al mío.
  • Pensar que mi felicidad reside en la otra persona.
  • Necesidad de involucrar a la otra persona en todas nuestras actividades.
  • Miedo constante a la pérdida de esa persona, lo que genera ansiedad e intranquilidad.
  • Sentimiento de culpabilidad cuando pienso diferente, o realizo alguna actividad sin la aprobación de esa persona.
  • Pensamiento de permanencia, de “para toda la vida”. No concibo la ruptura.
  • ‘Te necesito’. Sentir que necesitas a esa persona para tu bienestar.

Estas son algunos de los pensamientos o sentimientos que me pueden llevar a identificar un apego o dependencia emocional. Recuerda que no se trata de necesitar, sino de elegir y preferir a esta persona.

¿Qué consecuencias puede tener los apegos?

El apego influye en la forma de estar en el mundo, de vernos a nosotros mismos, de relacionarnos con los demás y de las experiencias que vivimos. El apego insano, de dependencia emocional ya sea de nuestra pareja, familiares o amigos, puede tener importantes consecuencias en nuestro bienestar.

  • Baja la capacidad de autocontrol.
  • Merma la autoestima.
  • Genera ansiedad o intranquilidad por el miedo constante a la pérdida.
  • Dependencia de la aceptación externa.
  • Favorece la disociación cognitiva.
  • Limita las relaciones con otras personas y la búsqueda de nuevas experiencias.
  • Dificulta el desarrollo personal y laboral.

inseguridad emocional

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¿Cómo te puedo ayudar a salir de un apego emocional?

La terapia puede ser de gran ayuda para identificar y salir de una relación de apego o dependencia emocional. Algunos pasos que se pueden seguir en terapia:

Soledad

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Decir No

Decir No a mis padres, a mi jefe, a mis compañeros de trabajo, a mis hijos, a mi pareja, a mis amigos… incluso al vecino.

A veces nos resulta muy difícil no complacer a los demás todo el tiempo y decir NO ante determinadas peticiones, acciones o comportamientos, con las consecuencias que ello conlleva para nuestro bienestar emocional. ¿Por qué nos ocurre esto y qué podemos hacer? Esta semana hablamos de la importancia de poner límites en el Blog Psicología Julieta.

Psicologo_Granada-Julieta Domenicone

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 ¿Qué son los límites personales?

Los límites personales son aquellas reglas o normas que rigen nuestras relaciones con lo demás y que modulamos en función del otro. Los podemos clasificar en diferentes tipos:

  • Límites físicos: están relacionados con el espacio y el contacto físico y pueden variar según la cultura. La forma de saludar en cada país es una muestra de ello. Estos límites físicos se han visto altamente alterados por la situación de pandemia, obligándonos a reestructurarlos en función de las medidas de protección.
  • Límites intelectuales: están relacionados con los pensamientos y con las ideas de cada persona. Un ejemplo puede ser las diferentes posiciones políticas, o ideas u opiniones ante un acontecimiento concreto.
  • Límites emocionales: estos límites están relacionados con nuestros sentimientos, con lo que compartimos o no con las personas de nuestro alrededor.
  • Límites sexuales: son aquellas normas y reglas que rigen la sexualidad, con especial énfasis en el respeto y el deseo de las personas implicadas.
  • Límites materiales: están relacionados con los bienes materiales, ya sea dinero o propiedades, y lo que quiero o no compartir y con quién.
  • Límite de tiempo: están relacionados con el tiempo que dedico a una actividad o a una persona.

Independientemente del tipo que sean, estos límites varían dependiendo de la persona con la que me relacione y han de ser definidos por mí mismo, en función de mis principios y escala de valores.

¿Por qué es importante poner límites, decir NO?

Los límites que ponemos a los demás (y a nosotros mismos) nos definen como personas, conforman nuestra identidad y nuestra forma de ser. Unos límites claros facilitan las relaciones con los demás, y me libera de la necesidad de gustar y complacer al otro en todo momento, y de los sentimientos de culpabilidad cuando digo NO.

No se trata de imponer mis ideas, mi criterio y mis necesidades ante las de los demás. Tampoco se trata de caer en el sincericidio, utilizando las palabras como arma y dañando a los demás, sino de hacer saber a los demás qué queremos y qué necesitamos sin miedo al rechazo, y sin olvidarnos de lo que también quieren, necesitan y sienten los demás.

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Poner límites sanos es dejar de lado el miedo al rechazo, a sentirnos egoístas o culpables, a pensar que podemos con todo. Se trata de tomar el control de nuestras relaciones y decisiones, sin dejarnos llevar por lo que los demás quieren, sino buscando el equilibrio entre lo que yo quiero y necesito, y lo que quieren y necesitan los demás.

En definitiva, poner límites es buscar el equilibrio para fomentar relaciones sanas basadas en la confianza y la estabilidad, ya sea con nuestra pareja, nuestros hijos o nuestros compañeros de trabajo.

¿Cómo poner límites sanos?

Saber poner límites tiene una estrecha vinculación con el autoconocimiento y la seguridad en uno mismo. Veamos alguna claves para aprender a poner límites:

  1. Define bien tus límites, ten claro tu eje. Cada persona tiene sus propios límites que, además, cambian según la persona con la que se relaciona. Por ejemplo, los límites físicos no son los mismo para mi pareja, que para mi compañero de trabajo. Es importante saber cuál es tu eje para identificar cuándo el otro (o incluso nosotros) lo está traspasando.
  2.  Presta atención. Una vez que tienes claros tus límites, te resultará más fácil identificar situaciones que te hacen sentir mal, cuando estás haciendo o permitiendo algo que te saca de tu eje.
  3. Lenguaje claro, sencillo y directo. Cuando tengas que manifestar tus límites, hazlo de forma clara y directa, sin rodeos o falsas justificaciones y/o excusas, y en el momento más oportuno.
  4. Acepta la reacción del otro. El hecho de que nosotros expresemos o pongamos el límite no significa que el otro lo entienda.
  5. Evita los sentimientos de “culpabilidad”. En estos momentos es necesario tener claro que no podemos complacer a todo el mundo, en todo momento.

Decir No, no es fácil, sobre todo a las personas más cercanas. Como todo aprendizaje, requiere de práctica, tiempo y mucha consciencia y autoconocimiento.

¿Qué beneficios aporta el poner límites sanos?

Una vez que hemos aprendido a poner límites, nos sentiremos liberados de muchos sentimientos como la culpabilidad, el miedo al rechazo o la sensación de ser una persona egoísta. Aprender a poner límites sanos tiene importantes beneficios para nuestro bienestar emocional:

  • Refuerza el autoconocimiento, siendo consciente de lo que quieres y necesitas en cada momento.
  • Fomenta las relaciones sanas y equilibradas. Al contrario del miedo inicial, poner límites sanos mejorará nuestras relaciones personales, evitando desequilibrios o desigualdades.
  • Mejora la Autoestima, al conocernos mejorará la valoración que tenemos de nosotros mismos en función de nuestra cualidades, calidad y circunstancias.
  • Aumenta mi sensación de control, ya que no sentiré que me dejo llevar por las necesidades o caprichos de los demás.

soledad

Soledad

Julieta Domenicone

Psicóloga en Granada y Psicóloga Online


“Haber transitado la soledad es el único dato que nos permite saber que nunca estableceremos relaciones de dependencia”

Julieta Domenicone

La Soledad

Estar solo y sentirse solo son dos cosas muy diferentes. Una persona puede estar sola, vivir sola y pasar la mayor parte del tiempo sola y, sin embargo, no sentirse sola. Por el contrario, una persona puede vivir en pareja, con su familia, estar rodeada de otra gente la mayor parte del tiempo e incluso tener muchos planes, y sentirse tremendamente sola.

La soledad es por tanto un sentimiento que podemos experimentar independientemente de la compañía que tengamos, en diferentes momentos de nuestra vida y de diversas formas.

En la actualidad, muchas personas se sienten solas, a pesar de ser una sociedad “hipercontectada” a través de las redes sociales.

Además, existen circunstancias en la vida que favorecen este sentimiento como la pérdida de una persona, una ruptura de pareja o un cambio importante en la vida como mudarnos a otra ciudad, cambiar de trabajo o la situación actual que estamos viviendo a nivel mundial por la pandemia.

¿Qué tipos existen?

Podemos hablar de cinco tipos principales de soledad que responden a diferentes causas o circunstancias: soledad positiva, soledad impuesta, soledad emocional, soledad social y soledad existencial. Conocerlas nos puede ayudar a identificarlas y aprender a gestionarlas.

  • Positiva o elegida: Es aquella soledad que buscamos para reencontrarnos con nosotros mismos, en la que nos sentimos bien, cómodos y seguros. Suele ser elegida y puede aportar importantes beneficios para nuestro bienestar: autonocimiento, equilibrio emocional, independencia, refuerzo de la autoestima, etc.
  • Impuesta es aquella que nos viene dada desde fuera, debido a las circunstancias de nuestro entorno. Suele ser la soledad que sufren las personas mayores que viven solas en contra de su voluntad.
  • Emocional es aquella que sentimos en relación a otros con los que mantenemos apegos o hemos volcado expectativas y esperanzas que no se cumplen. Este tipo de soledad suele ir acompañada de una baja autoestima y sentimiento de inseguridad, incomprensión y tristeza, y podemos experimentarla aun estando físicamente acompañados.
  • Social es la experiencia de sentirnos aislados o excluidos de un grupo. Este tipo de soledad está estrechamente vinculada a nuestra necesidad de pertenencia como seres sociales, que necesitan contacto con otras personas con las que comparten intereses y afinidades.
  • Existencial va más allá de la red de contactos que pueda tener, es un sentimiento mas trascendental que está relacionado con el “sentido” que le damos a nuestra vida. Puede generar un sentimiento de desconexión de todos y todo lo que nos rodea.

¿Qué te puede causar soledad? ¿Cuánto dura el sentimiento de soledad?

Como hemos podido ver con los tipos de soledad, existen diferentes circunstancias o motivos que nos pueden generar este sentimiento: cambios trascendentales en la vida como la pérdida de un trabajo, una ruptura de pareja, cambiar de residencia, etc. Aunque también existen motivos más intrínsecos como el no encontrar un sentido a la vida, un sentimiento propio de la soledad existencial.

Estos sentimientos pueden ser a su vez transitorios o crónicos. Hablamos de soledad transitoria cuando se presenta de manera puntual. Suele ser causada por un acontecimiento puntual en nuestras vidas, como una ruptura de pareja o la pérdida de un ser querido, un cambio de trabajo, el traslado a otra ciudad, etc. Este sentimiento de soledad puede perdurar durante el periodo de adaptación, pero suele desparecer con el tiempo.

Por otro lado, se habla de soledad crónica cuando este sentimiento perdura en el tiempo y encontramos el origen dentro de nosotros mismos, en nuestras actitudes o miedos.Es crónica cuando la persona se siente incomprendida, desconectada del resto del mundo, lo que le hace aislarse ante el sentimiento de “no aceptación del otro”. Este tipo de soledad suele ir acompañado de importantes desequilibrios emocionales como la falta de autoestima, inseguridad, miedo, ansiedad, etc.

¿Cómo influye en las personas?

El ser humano es social por naturaleza, lo que se traduce en que las relaciones interpersonales son necesarias para asegurar nuestra salud y calidad de vida. No obstante, en nuestra sociedad hay muchas personas que experimentan alguno de los tipos de soledad que hemos visto anteriormente, más aún en los últimos meses, debido a las medidas para frenar la pandemia por COVID-19.

La soledad puede afectar, por tanto, no sólo al bienestar emocional, sino también a la salud física. Existen algunas claves para aprender a gestionarla e intentar que nos afecte lo menos posible.

¿Cómo se puede aprender a estar solo? 

Aunque existen circunstancias vinculadas al sentimiento de soledad que escapan a nuestro control, podemos poner en práctica algunas recomendaciones para que la soledad afecte lo menos posible a nuestro bienestar emocional y, por tanto, a nuestra salud física.

  1. Escúchate y permítete sentir tus emociones. Déjalas que fluyan, no las reprimas.
  2. Identifica el tipo de soledad: A veces nos sentimos solos y no sabemos muy bien por qué. Intenta identificar las causas y el tipo de soledad que sientes en este momento. Esto te puede ayudar a aceptar y asumir la realidad.
  3. No te dejes llevar por pensamiento autodestructivos como “nadie me quiere”, “estoy solo”. Piensa que no estamos solos en esto de sentirnos solos, hay muchas personas que se encuentran en nuestra misma situación.
  4. Aprende a estar solo. La soledad también puede ser una fuente de inspiración y de conexión con nosotros mismos – es la soledad positiva o elegida-. Se puede aprender a estar solo y aprovechar esos momentos para reencontrarnos con nuestra esencia, con nuestro ser.
  5. Conéctate con los demás, con tu entorno. Una vez que nos hemos reconectado con nosotros mismos, podremos relacionarnos de una forma más libre con los demás.

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Estas claves pueden ayudarnos a gestionar el sentimiento de soledad en general. No obstante, si existe este sentimiento es crónico y perdura mucho en el tiempo, lo mejor es ponerte en manos de un profesional.

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Julieta Domenicone.

Mi Nombre es Julieta Domenicone, soy especialista en tratamiento de ansiedad en Granada,  psicóloga Online en Granada y ofrezco, también, tratamiento psicológico en Granada de manera presencial.

Si necesitas mas información acerca de como buscar un psicólogo en granada pincha en este enlace y ante cualquier duda, te puedes poner en contacto conmigo e intentaré resolverla.