PSICÓLOGA OPOSITORES GRANADA
En este post repasamos los principales síntomas que suelen sufrir los opositores a nivel emocional y psicológico, así como algunas claves para cuidarse, de la mano de Julieta Domenicone, psicóloga opositores Granada.
En este post repasamos los principales síntomas que suelen sufrir los opositores a nivel emocional y psicológico, así como algunas claves para cuidarse, de la mano de Julieta Domenicone, psicóloga opositores Granada.
“La inteligencia emocional es una forma de reconocer, entender y elegir cómo pensamos, sentimos y actuamos”.
J. Freedman. Leer más
Esta semana hablamos de estrés laboral, síndrome de Burnout y sus posibles consecuencias en nuestro estado emocional y salud mental.
Casi todos hemos sentido estrés laboral en algún momento debido a fechas de entrega, horarios, relación con el jefe o los compañeros, dificultades para la conciliación con la vida familiar, etc.
“No permitas que el ruido de las opiniones de los demás ahogue tu voz interior”.
Steve Jobs
“El perfeccionismo no es una búsqueda de lo mejor. Es perseguir lo peor de nosotros, la parte que nos dice que nada de lo que hagamos será nunca lo bastante bueno.” Julia Cameron.
¿Sueles ponerte metas inalcanzables? ¿Pretendes llegar a todo, y hacerlo a la perfección? ¿Te cuesta estar satisfecho/a con el resultado final? ¿Te sientes a menudo culpable por no haber hecho lo que deberías? Es posible que te estés imponiendo una autoexigencia excesiva que, lejos de ayudarte a llegar más lejos, se puede convertir en un obstáculo para avanzar o incluso afectar a tu bienestar y estado de ánimo.
La autoexigencia puede ser un aspecto constructivo de nuestra personalidad, que nos ayude a alcanzar nuestros objetivos en el ámbito laboral, familiar o social. Ser autoexigentes nos ayuda a crecer como personas, a mejorar y superarnos, a evolucionar… No obstante, esta autoexigencia llevada al extremo se puede volver en nuestra contra. Estaríamos hablando, por tanto, de una autoexigencia destructiva.
Pero, ¿cuándo hablamos de una autoexigencia excesiva? Los principales rasgos de una persona autoexigente o perfeccionista son:
La autoexigencia excesiva o perfeccionamiento disfuncional puede tener importantes consecuencias en nuestra bienestar y estado de ánimo, también puede generar estrés negativo y perjudicial, además de interferir en la consecución de proyectos vitales.
Veamos las principales:
Para aquellas personas que se hayan sentido identificadas con alguno de los aspectos descritos anteriormente y que crea que puede estar sufriendo las consecuencias de una autoexigencia excesiva, os dejo algunos consejos que pueden poner en práctica.
En la consulta te podemos ayudar a poner en práctica estas recomendaciones y transformar tu autoexigencia destructiva en un aspecto constructivo de tu personalidad.
En los casos más extremos, el perfeccionismo puede enmascarar un T.O.C. Trastorno Obsesivo Compulsivo
El trastorno dismórfico corporal es un trastorno obsesivo, que lleva a las personas que lo padecen a una preocupación anormal por algún aspecto físico, que puede o no, ser visibles para los demás.
El TDC causa un malestar significativo en la vida de quien lo padece causando, deterioro en el área social y laboral y alteraciones psicológicas, que incluyen síntomas de ansiedad, depresión severas y aislamiento social
Las personas con este trastorno ponen excesivamente el foco en una o más partes de su cuerpo.
Estos rituales o conductas repetitivas causan una angustia y repercuten en la capacidad para funcionar en la vida diaria.
Este trastorno provoca un deterioro significativo en la calidad de vida y su tratamiento, en los casos más graves es complejo porque suele asociarse también con un trastorno depresivo mayor y/o con fobia social. En ciertas ocasiones, las personas que lo padecen refieren ideas suicidas.
La mejor ayuda que se le puede proporcionar a una persona que se encuentra en esta situación, es un apoyo profesional.
En el tratamiento para el trastorno dismórfico corporal se suele combinar terapia cognitiva conductual con medicamentos.
La terapia cognitivo-conductual para el trastorno dismórfico corporal se centra en:
Aunque no hay medicamentos aprobados específicamente por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) para tratar el TDC, los medicamentos utilizados para tratar otras afecciones de salud mental, como la depresión y el trastorno obsesivo-compulsivo, pueden ser eficaces.
Cuando la persona no puede mantener el ritmo de sus responsabilidades cotidianas o cuando se encuentra en riesgo inminente de hacerte daño, puede se necesaria una internación. Por lo general, esto se recomienda solamente en casos muy extremos.
No se sabe específicamente qué causa el TDC. en la mayoría de los casos de debe a múltiples factores.
El trastorno dismórfico corporal comienza, comúnmente, en los primeros años de la adolescencia y afecta tanto a hombres como a mujeres.
Las complicaciones que pueden ser causadas o asociadas con el trastorno dismórfico corporal incluyen, por ejemplo:
No se conoce la manera de evitar el TDC. Sin embargo, como el trastorno dismórfico corporal a menudo comienza en los primeros años de la adolescencia, identificar el trastorno temprano y empezar el tratamiento puede ayudar.
El tratamiento de mantenimiento prolongado también puede ayudar a prevenir una recaída de los síntomas del trastorno dismórfico corporal.
Julieta Domenicone
Psicóloga especialista en ansiedad en Granada. Leer más
Julieta Domenicone, psicóloga en Granada, especialista en terapia cognitivo conductual aborda el tema de los prejuicios en el articulo de esta semana.
Prejuzgar es algo que hacemos continuamente. Nos hacemos una idea u opinión de algo o de alguien basada en juicios previamente establecidos, sin haber tenido la oportunidad de experimentarlo, conocerlo, descubrirlo. A estas opiniones se le denominan prejuicios, y pueden tener un gran impacto en nuestra vida, ya que puede influir mucho en la toma de decisiones y en las elecciones que hagamos.
Todos tenemos prejuicios. Se adhieren a nosotros desde pequeños, a lo largo de nuestra infancia, y a través de las personas que nos rodean, el lugar donde hemos crecido, la educación que hemos recibido, etc. Y la mayoría de las veces no somos conscientes de ellos. Podríamos definirlos como “trampas” que nos pone nuestra mente para economizar energía, atajos que pueden llevarnos a una conclusión o idea errónea, que nada tiene que ver con la realidad, ya que nuestro cerebro lo que hace es relacionar lo nuevo con lo que ya hemos conocido.
En este post vamos a conocer un poco mejor qué son los prejuicios, cómo identificarlos y gestionarlos.
Los prejuicios pueden convertirse en obstáculos para nuestra libertad de pensamiento. La sociedad de la información, con un uso exponencial de las redes sociales y un intercambio constante de opiniones, nos empuja a tener una opinión o una respuesta para casi cualquier cosa aquí y ahora, lo que fomenta los prejuicios.
No hay tiempo para explorar, para descubrir, para profundizar… para forjarnos una opinión más informada sobre algo o sobre alguien. Por ello, es importante que reflexionemos sobre las consecuencias que los prejuicios pueden acarrear:
Para muestra, un botón. El diario estadounidense ‘The Washington Post’ realizó un experimento con el virtuoso violinista Joshua Bell. Ataviado con ropa de calle, comenzó a tocar en el metro de Washington un 12 de enero de 2007, a 07.51 de la mañana. Tocó una hora aproximadamente ante miles de personas que pasaban por ese lugar, y sólo logró recaudar 32 dólares y 17 céntimos. Joshua Bell llena teatros durante varios días consecutivos con entradas de más de 100 dólares.
Vídeo de youtube: https://youtu.be/LZeSZFYCNRw
Escapar de los prejuicios no es tarea fácil. Pero merece la pena el esfuerzo. ¿Cuántas veces te ha demostrado la vida que estabas equivocado o equivocada? ¿Recuerdas a aquella persona que te generó cierto rechazo nada más verla, y después se convirtió en un amigo o amiga? ¿Y esa fiesta a la que fuiste obligada porque no te gustaba el tipo de gente que iba, y acabó siendo una de tus mejores noches?
Vamos a conocer algunas claves que nos pueden ayudar a esquivar los prejuicios:
Psicóloga en Granada especialista en ansiedad y en depresión
“Participar en los sentimientos de alguien”, así define la RAE el verbo acompañar (quinta acepción).
Algo que toma especial relevancia cuando esa persona a la que queremos acompañar está pasando por un mal momento. ¿Qué puedo hacer para ayudarle? ¿Cómo puedo aliviar su carga?
Esta semana vamos a conocer en qué consiste el acompañamiento emocional, y aprenderemos algunas claves para acompañar bien. En muchas ocasiones no se trata de saber qué hacer, sino más bien de saber estar. Aprender a acompañar a los demás, tanto en el éxito, como en los momentos difíciles, es clave para cultivar relaciones sanas, duraderas y enriquecedoras.
El acompañamiento emocional es el apoyo o ayuda a otra persona, desde la presencia y la escucha, mostrando comprensión y entendimiento, pero sin dirigir, invadir ni intentar gestionar, cambiar o apropiarnos de la vivencia emocional del otro. Como decíamos, es más saber estar, que saber hacer.
El acompañamiento emocional requiere respeto por el otro, por su proceso y, por tanto, por el espacio y tiempo que necesite en ese proceso. Acompañar supone ponerse al servicio de la otra persona, sin dirigir, sin juzgar. Por eso, no siempre estamos en condiciones de poder acompañar al otro, aunque queramos aliviar su dolor. Aunque parezca sencillo, cuando vemos sufrir a un ser querido es difícil acompañar sin intervenir, sin intentar hacer algo para paliar ese sufrimiento, hasta tal punto de que se puede convertir en una autoexigencia que desemboque en un sentimiento de culpabilidad. “Está sufrimiento y no sé cómo ayudarle”.
Para poder acompañar bien a una persona que está pasando por un mal momento, es imprescindible que nosotros también estemos bien y dispongamos de tiempo y de algunas habilidades. Algunos requisitos para acompañar bien:
Sin estos requisitos, es posible que no estemos en disposición de acompañar y puede ser contraproducente.
Es posible que la persona no se sienta tenida en cuenta. Por tanto, si tomo la decisión de estar junto a alguien que está transitando un momento difícil de su vida, debo ser consciente del compromiso que requiere.
No es fácil ver sufrir a una persona que queremos. En general, como dice el filósofo surcoreano afincando en Berlín Byung-Chul Han, “en la sociedad del ‘me gusta’ tenemos fobia al sufrimiento”. Por ello, cuando alguien al que queremos lo está pasando mal, intentamos buscar la fórmula mágica o encontrar las palabras adecuadas para que se sienta bien y salga de ese sufrimiento de forma instantánea. No obstante, como ya hemos visto, un buen acompañamiento requiere tiempo, paciencia y respeto.
1. Respeta el proceso. En lugar de intentar entretener y distraer al otro para paliar su sufrimiento. Estate presente, escucha y presta atención a sus necesidades. Es posible que quieta estar solo, llorar, gritar… respeta su proceso dejando claro que estás ahí para lo que esa persona necesite.
2. No le quitas importancia. En el intento de querer ayudar al otro, muchas veces tendemos a quitar importancia a lo que le pasa, algo que puede ser contraproducente y acentuar su malestar y sentimiento de soledad.
3. No lo juzgues. Cuando pasamos por un mal momento, todos nos volvemos irascibles e incluso mal educados. Entiende que su actitud responde a un momento concreto, que realmente esa persona no suele comportarse así. No lo juzgues ni le reproches su compartimiento. Nuestro enfado puede impactar aún más en su malestar y tener importantes consecuencias negativas en nuestra relación.
4. Deja que él decida qué hacer. Cuando acompañamos a alguien que sufre, pensamos tener la solución para que salga del pozo. Pero no es así. Acompañar emocionalmente no significa decidir por el otro, ni convencer o imponer al otro “la solución”. No se trata de nosotros, sino del otro y solo él sabrá qué hacer cuando atraviese la fase del dolor, y esté preparado para continuar de nuevo su camino.
5. Cuida los detalles. En situaciones difíciles todo cuenta. Cuida cada detalle, aléjate de temas o comportamientos que puedan afectar al otro –quizás no sea el momento para sacar ciertos temas- y aprovecha para demostrar tu amor por esa persona con pequeños detalles gratificantes. Aunque parezcan insignificantes, pero ayudar en el proceso.
En momento difíciles como los que estamos viviendo, es muy importante que aprendamos a acompañarnos bien, desde el respeto y el entendimiento. Seamos conscientes de la importancia del tiempo y el espacio para superar las diferentes fases. Aunque vivamos en la sociedad de ‘lo instantáneo’, no todo se puede obtener a golpe de click.