Sincericidio: palabras como armas
La sinceridad es una virtud, sí, pero también un acto de responsabilidad e inteligencia.
¿Qúe significa el sincericidio?
Usar la verdad como arma legítima, amparándonos en su valor y sin realizar un análisis del motivo que nos lleva a ello, o del impacto que puede tener. Es una verdad hiriente.
Decir “toda la verdad y nada más que la verdad…” sin tener en cuenta lo que siente el otro, o el daño que puedes hacer, responde en muchas ocasiones a una necesidad propia de desahogarse o incluso de castigar, que puede tener importantes consecuencias.
Otras veces, lo que para nosotros es la “verdad absoluta” para el otro puede ser una opinión o una perspectiva…” ¡Cuidado!
Comunicar en el mejor momento y contexto.
Comunicar es un acto de responsabilidad. No se trata de decir a “bocajarro” aquello que es verdad, sin tener en cuenta la situación del otro, el contexto o el momento.
¿Te imaginas una sociedad donde comunicáramos la verdad todo el tiempo sin aplicar ningún tipo de filtro?
Algo parecido vemos diariamente en las redes sociales, y ya conocemos las drásticas consecuencias que han tenido en chicos y chicas adolescentes, por ejemplo, llegando incluso a una medida irreparable, por ejemplo suicido
“Yo al menos digo las cosas a la cara”.
¿Cuántas veces has escuchado esta frase? No se trata de mentir, se trata de buscar el mejor momento, forma y lugar para aportar esa información. A veces puede ser que no lo encontremos nunca, o que incluso que no sea necesario comunicarlo.
Recuerda que la sinceridad se puede convertir en una acción destructiva. Nuestras relaciones sociales no van a resistir mucho si optamos continuamente por decir la verdad, sin un análisis previo de sus consecuencias.
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¿Qué puede haber detrás del sincericidio?
Un deseo de castigar al otro, o incluso a nosotros mismos, que puede acabar con relaciones muy importantes en nuestra vida. A veces incluso nos podemos llegar a arrepentir de esa forma descarnada de decir la verdad, o de haber intensificado esta verdad. El “Sincericida” suele ser una persona que cree que está siendo tratado injustamente, siente que no se le valora lo suficiente o que está siendo sometido. Por tanto, usa la verdad como un arma legítima. A todos nos ha pasado alguna vez. Seguro que te acuerdas de aquella vez que le soltaste a tu amigo o amiga una información que le hacía daño, como castigo, como desahogo o llamada de atención, sin aplicar ningún tipo de filtro. ¿Qué ocurrió después? ¿Sirvió parar algo?
Características de un sincericida:
- Se sienten poco valorados o tratados injustamente. –A nivel general o en una situación concreto-.
- Para ellos, “ser sinceros” es “ser buenos”.
- Piensan que “decir las cosas tal como son” es una muestra de coherencia –pero puede esconder una intención destructiva-.
- Incapacidad para ponerse en el lugar del otro.
¿Cómo evitar el sincericido?
El respeto, la prudencia y el análisis previo son las principales claves para evitar el sincericidio:
- Si la información no aporta nada, y lo que va a generar es daño, mejor no la compartas.
- Asegúrate que la persona está preparada para recibir la información y tiene herramientas para gestionarla.
- Busca el momento adecuado. Evita discusiones o espectadores externos.
- Intenta ponerte en el lugar del otro y analizar cómo puede afectarle esa información.
- Analiza la intención que te lleva a compartir esa información. ¿Qué buscas?
- Responsabilidad y prudencia, encuentra las palabras adecuada.
- No intensifiques la información a tu favor. No “maquilles la verdad”.
Posibles consecuencias del sincericidio.
- Influir en la comunicación con el otro, impidiendo la fluidez.
- Alterar la convivencia con los demás.
- Crear conflictos con personas importantes en tu vida. Puedes llegar a perderlos.
- Dañar la autoestima de la otra persona, con importantes consecuencias a veces irreparables.
- Llevar la comunicación a un proceso de destrucción y no de construcción.
- Pérdida de autoridad en el discurso. Los interlocutores se cansan de este modelo de comunicación y dejan de escuchar.
- El sincericida se comunica desde un punto de vista léxico y sin involocración emocional, mientras que el receptor está emocionalmente expuesto. Estas palabras pueden ser devastadoras.
- El sincericidio llevado a su extremo puede desembocar en una forma de maltrato psicológico. (para más información sobre el maltrato psicológico, pincha en la imagen)
Las palabras pueden provocar heridas difíciles de sanar. La responsabilidad, el respecto y el afecto muchas veces van delante de la honestidad, sobre todo si la información no va a aportar nada al otro y se está utilizando como arma.
Mi nombre es Julieta Domenicone, soy psicóloga en granada y paso consulta tanto de manera presencial, como Online.
A lo largo de mi carrera, he acompañado a muchas personas y los vínculos afectivos ocupan, invariablemente, un lugar fundamental en nuestra vida. Cultivar, cuidar y acompañar a las personas que queremos es una tarea que exige constancia, consciencia y presencia.