He presenciado y compartido el trabajo y la evolución de la Lic. Domenicone desde que comenzó a soñar con ser psicoterapeuta.
Julieta fue y sigue siendo una buscadora inquieta de las mejores y más estéticamente bellas herramientas para ayudar al prójimo. Nunca antes y no todavía he conocido a alguien al lado de quien yo pudiera satisfacer mi vocación de enseñar y mi deseo de aprender.
Julieta es hoy una profesional brillante, una terapeuta genial y un ser humano excepcional.
Nada que pueda yo decir aquí expresa mi orgullo de haber sido cómplice y acompañante de su evolución, aunque quizá una idea pueda definirlo, a mi me hubiera gustado encontrar como paciente una terapeuta como ella.
– Jorge Bucay –